T cuento un cuento

Pensamientos de Madgalena:

No puedo forzar las cosas, las decisiones son básicas para empezar. Debo dejar de hacer las cosas difíciles, debo empezar y dejar de dudar tanto, debo dejar esos vicios que lastiman tanto y sin efecto productivo.
Voy a empezar dejando de lado lo que humea, lo que alguna vez fue sólido y se esfumó.
Y puedo estar loca esta noche, tan sola y abandonada, y vos respirando al lado mío: inerme, inalterado (girando la cabeza hacia él)
Siempre quiero empezar el trabajo pero estoy débil y sin aliento, empezar por un trueque de amores, por un regalo. Ese trabajo infactible con tigo.
Pobre tipo el dormilón, la vida se perdió; sentado con sus ahorros paupérrimos. Y con su pan intocable en la bandeja.
Su doncella se ha ido y el burro vela desconsolado: son las 9.00 de la mañana y ella toca el timbre de su amado. -¡Magdalena se ha ido!-
Son las 10 de la mañana: Magdalena está viva.
Pobre, pobre el hombre pardo, el soldado disfrazado, llorando tras su altanería ha quedado. Muerto; a mi lado ahogado. Otra vez la miro: quieto (ella se recuerda mirándolo dormido)
Son las 10: 30 Magdalena rompe el hielo, salta, cambia, vuela entre brazos de oro; hacia lo que a Marcos no le hubiera gustado. Y se siente libre de vuelta, en brazos de oro flotando
Marcos ha partido a buscarla a la ciudad, tartamudeando a un amigo:-Pero tu no te ocupaste- le dice Franco. Marcos entre tanto se siente aturdido, su enfermera se ha ido, su princesa ha marchado. Mira al cielo y llora buscándola
11:00 de la mañana, en las manos de magdalena palpita un corazón de perla, puro oro para ella. Se abrasan, él le besa la cabeza. Los ojos de Magdalena tiemblan de emoción.
Pobre, pobre. Ella lo quiso, y el infame la enfermera ignoró, confiado de su presencia no se percató de ella y cuando quiso acordar desapareció.
¡Pues vuelve y mátalo, Magdalena! dile a tu amado que te ayude, el amor todo lo puede, todo lo cura. Castiga su ignorancia y su quietud maldita, él te está buscando, es cierto, pero ya es demasiado tarde, todo quedó trazado.
Han pasado dos dias y ella solo quiere amarlo.
Han pasado dos semanas: Marcos ha muerto.